Continuamos
con algunos consejos que deberíamos seguir en nuestra alimentación,
si sufrimos de hígado graso:
-Consumir
menos grasas malas: un consumo excesivo de grasas va a hacer que sea
más difícil el metabolismo posprandial de los lípidos, con el
respectivo aumento de la concentración plasmática de enzimas
hepáticas y de ácidos grasos libres, lo que va a favorecer que se
acumule la grasa en la zona del hígado -lo que se conoce como
esteatosis- y la progresión del hígado graso no alcohólico. Por
otro lado, el consumo de grasas saturadas, en exceso, y de grasas
trans -que son peores aún- va a aumentar el riesgo cardiovascular,
un aspecto que debemos prevenir, si no queremos sufrir alguna clase
de patología en el hígado.
-Algunos
consejos prácticos: hay que apostar por un consumo justo de aceite
de oliva virgen extra -rico en ácidos grasos monoinsaturados-, para
reemplazar los alimentos ricos en grasas saturadas -como son la leche
entera, mantequilla, nata, embutidos, quesos, carne grasa, tocino,
bollería o repostería industrial que pueda contener aceite de coco
o de palma-.
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