Hace,
tan sólo, unos 50 años, los alimentos, cuyo origen era animal, se
consumían, de una manera bastante ocasional, ya que la mayor parte
de la población no los podía pagar, ya que eran caros. Al ser algo
excepcional, en la mayor parte de los menús, hizo que lograran un
papel protagonista y, a causa de ello, pasaron a ser considerados
alimentos muy nutritivos y se consideraba que eran imprescindibles,
en una dieta saludable. De ahí, que su presencia en la dieta fuera
tan valorada. Según datos facilitados por el Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en el año 2006, la
ingesta, de media, de proteínas fue de 93,5 gramos, al día, por
persona. El 66% de dicha cantidad procedía de alimentos, cuyo origen
era animal. Pero, la cantidad de proteínas, que se recomienda que
consuma un adulto, es bastante menor, ya que debe oscilar entre los
46 y los 56 gramos, cada día -o sea, casi se consume el doble de
proteínas, cada día, del que se recomienda. Vamos a encontrarnos
con distintas opciones para poder reducir la ingesta de proteínas,
en términos generales y la de origen animal, para ser más
concretos.
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